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Javier Milei en Córdoba: Sin pacto ni gobernadores y con crisis en el Gabinete

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Trabada la ley Bases, el Presidente se mostró solo con su gabinete y llamó a los mandatarios provinciales a «seguir trabajando» para firmar un acuerdo.

Por Melisa Molina / PÁGINA 12

Desde Córdoba

El presidente Javier Milei terminó en Córdoba una semana complicada. Más allá del éxtasis que le generó el show musical que dio en el Luna Park, el resto fueron malas noticias. No logró tener la sanción de la Ley Bases y del Paquete fiscal –que siguen trabadas en el Senado–; generó una crisis interna que terminará con la eyección del jefe de gabinete Nicolás Posse; desató un grave conflicto en Misiones porque en la provincia no dan respuesta a los reclamos salariales y se dieron a conocer números de la economía, que son cada vez más dramáticos. En ese contexto, desde Casa Rosada quisieron transformar las derrotas en algo positivo y decidieron que Milei «festeje» el 25 de Mayo, sin pacto con los gobernadores, pero con su gabinete y «la gente». Sin embargo, los seguidores de LLA no lograron llenar ni media plaza San Martín, frente al Cabildo cordobés. Allí, rodeado por un gran operativo de seguridad que reprimió con balas de goma a los manifestantes y provocó varios heridos, el Presidente anunció que seguirá insistiendo con la firma del pacto de Mayo y que creará un «consejo» para monitorearlo. Moderó los ataques al Congreso y prometió que su próximo objetivo será «bajar los impuestos».

Milei llegó a Córdoba cerca de las tres de la tarde en el avión presidencial junto con la secretaria general de la presidencia, Karina Milei. El resto de los funcionarios lo hicieron en otro vuelo. Una vez que aterrizó, el mandatario fue al Cabildo y salió desde el balcón a saludar junto a su hermana. Los alrededores de la plaza estaban sitiados hacía horas por gendarmería –que hasta puso inhibidores de drones para prevenir ataques–, por la Policía Federal y por la policía provincial, cuyos efectivos tenían la orden de no dejar pasar a personas con banderas «que no sean de la Argentina», y de revisar los bolsos y mochilas «para que no ingresen elementos que puedan ser arrojados al Presidente». Por los cuatro ingresos que tiene la plaza San Martín, y también en la entrada del aeropuerto, hubo manifestantes que intentaban avanzar para repudiar la visita presidencial, pero fueron reprimidos (ver aparte). 

Durante el discurso, que duró poco más de media hora, Milei bajó el tono violento que suele utilizar y no insultó a los gobernadores, como se esperaba. En contraposición, les propuso –con el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, sentado en las primeras filas– «seguir trabajando para que el acuerdo de mayo sea una realidad en la Argentina». El mandatario también adelantó que «luego de la firma del Pacto de Mayo, cuando estén sancionadas la Ley Bases y el paquete fiscal», el Poder Ejecutivo Nacional creará «el Consejo de Mayo para completar esta sagrada tarea».

Ese Consejo, señaló, «estará integrado por un representante del gobierno nacional, un representante de las provincias argentinas, un representante de la cámara de diputados, un representante de la cámara de senadores, un representante de las organizaciones sindicales y uno del empresariado argentino«. Es decir, por la mayoría de los sectores que él mismo denosta como «la casta», y con los que, durante el comienzo de su gestión, había prometido que «no negociaría». En esa línea, el Jefe de Estado adelantó que el Consejo «tendrá la responsabilidad de trabajar en los proyectos de ley que materializarán los principios adoptados en el acuerdo de mayo». 

El Presidente prometió que «una vez que estén aprobadas la Ley Bases y el paquete fiscal», el gobierno nacional «avanzará en una reducción significativa de impuestos», pero ocultó una trampa: la ley bases trae consigo la suba de impuestos para los trabajadores –restituye la cuarta categoría del Impuesto a las ganancias– y la baja de impuestos es solo para las grandes empresas que vendrán a la Argentina para llevarse los recursos naturales. El mandatario dijo que empezará por eliminar el impuesto PAÍS, al que describió como «un impuesto distorsivo que atenta contra la producción y el crecimiento económico».

Los presentes, mientras Milei leía su discurso desde un atril y con la banda presidencial puesta, gritaban eufóricos: «Ley de bases/ley de bases»; luego, continuaban con el cántico «La casta tiene miedo», y, en otros tramos, decían: «plebiscito/ plebiscito». Hubo también cantos en contra de la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que consignaban: «Se va presa/Cristina se va presa». 

Una de las expresiones más llamativas fueron los vitoreos para el ministro de Economía Luis Caputo –exministro de Finanzas durante la gestión de Macri y el responsable de tomar un bono de deuda a 100 años y cerrar la negociación con los fondos buitre– . Para él entonaban un «olé, olé, olé, olé/ Toto, Toto». El propio Milei, sorprendido por la poca memoria y percepción de la realidad de sus seguidores, les dijo riéndose: «Ustedes se dan cuenta que estamos frente a un cambio de época, ¿no? Estamos haciendo el ajuste más grande, no solo de la historia argentina, sino el ajuste más grande de la historia de la humanidad (…) y estamos subiendo en popularidad. Además, mi ministro se convirtió en un rockstar»

El que no tuvo la suerte de la mención presidencial fue Posse. Los rumores de su eyección del gabinete son cada vez más fuertes y hasta se barajan nombres para su reemplazo. El primer desplante que Milei tuvo hacia él fue en el Tedeum, que a la mañana se hizo en la catedral metropolitana. Allí, después de que el arzobispo Jorge García Cuerva cuestionó a los funcionarios por los aumentos de sueldo que se autoasignaron y les dijo que «el odio favorece la desintegración y la fragmentación social«, Milei fue a saludar con un beso a cada uno de los funcionarios y esquivó a Posse. Si bien el jefe de los ministros viajó a Córdoba, tampoco fue mencionado por el Presidente cuando agradeció a los presentes. 

Parado en el atril, en otro tramo de su discurso, Milei se atrevió a parafrasear una frase del expresidente Néstor Kirchner: «Hoy estamos parados frente a un nuevo punto de inflexión en nuestra historia. Por eso vengo hoy, aquí, a proponerles un nuevo sueño argentino. El de recoger el guante de Los Héroes de Mayo, deponer los intereses partidarios, las ambiciones personales y políticas, y transformarnos en una generación de Patriotas que se anime a reconstruir la grandeza de nuestra Nación», dijo. 

Entre el público se veían las manos curtidas de un trabajador que levantaba un cartel: «14.554.560 ya elegimos: sí al DNU», decía. El que lo sostenía es Flavio Martín Arenales. A veces trabaja de plomero, a veces de albañil y a veces corta el pasto, dijo. Tiene más de 50 años y llegó para a ver a Milei desde Virrey del Pino. «Le traje el apoyo de las fuerzas del cielo. Lo elegimos a él y creemos que todas las leyes que quiera sacar están bien», contó. Agregó que tiene esperanza y que siente «que las cosas ya empezaron a cambiar». «Bajaron los precios.. ya es otra cosa…», subrayó.

Una señora, que tenía un bastón plegable, escuchaba atenta. Es disminuida visual y se llama Nancy. Tiene 64 años y es enfermera jubilada. «Vine a verlo desde Alta Gracia porque tengo mucha confianza de que va a hacer las cosas bien, si lo dejan gobernar. Todo va a depender de la ley Bases», afirmó y añadió: «En 5 meses demasiado ha hecho sin poder gobernar con las herramientas que quiere». Lo único con lo que no está de acuerdo, puntualizó, es con «la idea de elevar la figura de Menem», cree que el expresidente «le hizo mucho daño a la Argentina». Cuando es consultada sobre qué aspectos de la ley bases la beneficiarían argumenta: «Me puede beneficiar porque con esa ley vamos a ser todos iguales». «Yo pago mis impuestos, la luz y nunca tuve un subsidio», opinó. 

Milei, mientras tanto, hablaba en el escenario sobre «grandes patriotas como Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, y Pellegrini«. Dijo que, para él, ellos «convirtieron a un país de bárbaros en la primera potencia mundial». Caputo saludaba y tiraba besos a cámara. La gente gritaba «Conan/Conan», y alguien tocaba un Shofar. De pronto, en medio de la confusión, se escuchó a un joven que empezó a gritar. «La gente se está muriendo de hambre todos los días porque no entregan comida en los comedores. Que no nombre a Toto Caputo, es un endeudador serial y nos condenó a morirnos de hambre», sollozó y disparó con un dejo de desesperación: «Milei, piense en el pueblo, no lo traicione».

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